01 Jun Cómo perdonar a mis padres
Es real que las vivencias y situaciones que vivimos en nuestra familia pueden marcarnos de manera positiva o negativa.
Ya sea que conservemos los recuerdos más hermosos de nuestra infancia, como cuando alguno de nuestros papás nos consolaba ante el dolor, o también tengamos otros recuerdos y vivencias más dolorosas como el divorcio de nuestros padres o sentimientos de tristeza cuando nuestra madre o padre, ante la desesperación de nuestra crianza, nos golpeó con la chancla.😣
Como adultos es importante sanar todos aquellas vivencias que durante la infancia pudieron gestarse en sentimientos no benéficos para nuestra salud mental: tristeza, miedo, rencor, odio, etc. Y una parte importante de sanar es perdonar.
En este post vamos a abordar una de las preguntas más frecuentes en terapia: ¿Cómo perdono a mis padres?
Te compartiremos algunas reflexiones al respecto, así como tips para que puedas iniciar a explorar el proceso del perdón. 🚀
Índice de contenido
Tipos de heridas de la infancia
Empecemos por lo primero: ¿Perdonar a nuestros padres? ¿De qué? Es muy común que durante nuestra infancia se hayan creado “heridas” por situaciones que vivimos en la escuela, con la familia o con amigos, momentos que a veces de adultos ni siquiera nos impactarían, pero que cuando éramos niños nos lastimaron.
La infancia es una de las etapas más importantes de la vida. Es durante la infancia que se determinan muchas de las formas de actuar y percibir el mundo que tenemos cuando somos adultos, por ejemplo si de niños aprendimos a compartir con los demás o nos enseñaron a hablar con la verdad.
Lamentablemente, no sólo nos llevamos a la edad adulta las situaciones positivas, sino también todas aquellas vivencias negativas.
Psicólogos y expertos en la salud mental explican que cuando somos niños una parte de nuestro cerebro que se encarga de analizar y comprender ideas y conceptos muy abstractos aún no está cien por ciento desarrollada. Por ello es común que entre los 8 y 9 años de edad se presenten estas “heridas” o “traumas”, pues como niños no alcanzamos a dimensionar situaciones emocionales complejas, ni mucho menos gestionar emocionalmente un problema familiar tan complejo como lo es un divorcio.
Como niñas y niños la forma de entender esta situaciones es adoptando interpretaciones extremas o pesimistas del conflicto. Lo delicado es que esta forma de interpretar y gestionar las emociones se lleva a la adultez derivando, en su mayoría, en situaciones de conflicto.
Como lo explican los expertos, todo lo que nos acontece cuando somos niños condiciona a la persona que seremos de adultos.
Gran parte de las heridas de la infancia vienen de la familia y los modelos de crianza bajo los cuales crecimos. Por ejemplo, si nuestros papás trabajaban mucho y casi no tenían tiempo para estar con nosotros, puede que esa “ausencia” o “no tenerlos cerca” haya generado una herida.
De acuerdo con algunos autores, las principales heridas de la infancia son:
👽 Abandono
Ocurre cuando las y los niños sienten que sus padres los ‘abandonan’ o de alguna manera no están ahí para cubrir sus necesidades.
👽 Rechazo
Algunos niños y niñas interpretan algunas experiencias infantiles como que no han sido aceptados por su grupo de amigos, su familia o sus padres. Las vivencias pueden relacionarse con pensamientos de auto desprecio
👽Traición
Algunos infantes perciben que sus padres “los traicionaron” porque no cumplieron alguna promesa que les hicieron. El sentimiento se puede intensificar cuando las promesas y su no cumpliento son constantes y cuando existen hermanas o hermanos a quienes sí premian los padres.
👽 Injusticia
Se presenta en niñas y niños cuyos padres fueron muy estrictos durante la infancia. Los menores desarrollan un sentimiento de que las reglas e imposiciones de los padres son injustas.
Estas heridas pueden dejar huellas muy dolorosas en la mente de las niñas y los niños, que si no son tratadas pueden desencadenar otros comportamientos de adultos, por ejemplo, relaciones de codependencia, relaciones tóxicas, baja autoestima, etc.
Las heridas pueden llevarse a la edad adulta y junto con ella emociones y pensamientos negativos hacia nuestros padres y madres.
¿Es necesario perdonar?
Esta es una pregunta compleja, ya que el proceso de perdonar una herida o una situación que nos hizo daño es 100% personal. Nadie puede ser obligado a ello, además los “efectos” positivos de perdonar no aparecen si se hace de manera forzada.
Para entenderlo, partamos del concepto de perdonar.
Para el psicólogo Palti Somerstein perdonar es una decisión a partir de la cual decidimos quitarle la carga emocional a una situación o persona que nos lastimó y de esa manera le quitamos el poder a la situación o persona que nos hizo daño.
Pero ojo aquí, perdonar no significa olvidar o darle la razón a la persona que hizo el daño y mucho menos es sinónimo de reconciliación, todo lo contrario, se trata de un acto de sanación personal, “como una resolución de quitarle el dolor al hecho sufrido”, por ejemplo, quitar el dolor al hecho de que tus padres no estuvieron en los momentos que tú hubieras querido.
Si bien perdonar es un acto que a veces no resulta sencillo y que requiere decisión de parte de la persona que sufrió el daño, es importante que cuando te sientas listo lo practiques porque se ha relacionado con múltiples beneficios para la salud mental de quien lo hace.
Psicólogos señalan un posible vínculo entre perdonar con beneficios emocionales, pues sanar la situación de dolor también puede hacer que experimentes una sensación de mayor tranquilidad, mayor sensación de felicidad y paz con la vida, así como seguridad personal ante las adversidades. Perdonar, también se relaciona con vínculos más sanos, disminución de la ansiedad, estrés y hostilidad, y mayor autoestima.
Por el contrario, cuando la situación que te dañó en el pasado sigue ahí, provocando más y más sentimientos de dolor, es más fácil que esos sentimientos dolorosos se trasladen a otros aspectos de tu vida, como a tus relaciones, trabajo y otras experiencias. Puede ser que de repente te sientas triste, irritable o ansioso sin “saber por qué” o incluso tienes la sensación de que algo no va bien con tu vida”, es ahí cuando los efectos de esa herida o trauma se hacen presente.
¿Cómo perdonar?
Algunos psicólogos apuntan que el perdón puede ser cuestión de toda una vida, si bien puede leerse fácil el proceso puede ser largo, pero no por ello imposible.
Precisamente el primer paso para perdonar es tomar la decisión de querer hacerlo, partiendo de una reflexión sobre el perdón y los beneficios para tu salud mental y emocional. También puedes meditar sobre cómo quieres mejorar tu vida o cómo quieres sentirte, por ejemplo, cuando de adultos ya no queremos cargar más con las humillaciones de los padres y mucho menos repetirlo con nuestros hijos.
Nuestra psicóloga Caro dice que una parte importante del proceso también es perdonarnos a nosotros mismos por lo que vivimos, además así fortalecemos nuestra autoestima y seguridad.
Te dejamos aquí un video explicando más sobre este proceso.
Otras recomendaciones para iniciar el proceso de perdón es unirte a grupos de apoyo o incluso, si piensas que la situación y las emociones te rebasan, buscar el acompañamiento de un experto en salud mental que te ayude a explorar esas emociones y recuerdos.
En Astronauta Emocional contamos con terapeutas que pueden ayudarte y guiarte en el proceso de perdonar a tus padres. Conoce todos nuestros servicios y otras formas en que podemos ayudarte
Queremos cerrar este apartado recordándote que no estás solo, existen muchas herramientas que pueden serte de utilidad y pueden ayudarte a sentirte mejor.
Cuatro pasos para el perdón
Si bien no existe un manual sobre cómo perdonar, hay guías y técnicas que algunos psicólogos recomiendan. Incluso muchos terapeutas hablan de fases o etapas del perdón.
Nosotros te compartimos los cuatro pasos clave para cuando buscas perdonar.
🚀Reconocer el daño
El terapeuta Francisco Cervantes Islas señala que luego de que ya decidimos perdonar, inicia una fase de “duelo” o de aceptación de la situación vivida, en la que es importante ver y reconocer todo el dolor que trajo una situación o una persona.
Este primer paso trata de identificar lo que es necesario sanar y a quién o quiénes deseas perdonar, por ejemplo a nuestra mamá por ser tan severa en nuestra crianza o a nuestro padre por estar ausente en nuestra niñez.
Es una etapa fuerte pues se trata de aceptar las emociones presentes y las que en ese momento viviste. También en esta primera mirada, si el ejercicio te lo permite, observa los elementos y las personas que influyeron en ese proceso.
🚀Elegir el perdón no la venganza
Es muy entendible que ante una situación de dolor a veces aparezcan deseos de venganza, de querer que la otra persona pase por lo que nosotros vivimos, sin embargo, es importante no optar por esa opción. Elegir la venganza y el rencor no va a aliviar el dolor que sentimos, por el contrario puede que nos estemos exponiendo a una situación permanente o más larga de sufrimiento.
Diversos autores afirman que perdonar nos hace libres y nos da el plus de aprender de esa situación. Las emociones negativas como el rencor o la venganza no nos permiten sentirnos en paz ni desarrollarnos con plenitud.
🚀Tomar acción
Una vez que ya viste las emociones presentes y pasadas de la situación ahora pregúntate ¿Qué quieres hacer con ellas?
Tomar responsabilidad de las emociones implica no dejarnos llevar por ellas y, como dicen algunos psicólogos, entender que sólo tú tienes el poder de decidir. Piensa en si tienes enojo con tu mamá o tu papá porque se divorciaron , ¿quieres actuar con más enojo descontrolado?, ¿o mejor decidir qué quieres hacer con él?
Un psicólogo o experto en la salud mental también puede ayudarte a descubrir qué quieres hacer con esas emociones, así como darte herramientas para que éstas no tomen las decisiones por ti.
🚀Aprendizaje
Una parte bien importante del proceso de perdonar a nuestros padres o del perdón en sí mismo es profundizar en los aprendizajes de la experiencia.
Este paso es algo que puedes hacer cuando las emociones de la situación ya están más asentadas o incluso cuando ya trabajaste un poco más en tu camino del perdón. Aquí la clave está en ver lo más sinceramente posible que podrías hacer para protegerte, para no repetir esa vivencia.
Un ejemplo es si tus padres constantemente criticaban tu cuerpo y a la fecha lo siguen haciendo, puedes trabajar en ponerles límites.
El perdón a los padres o el perdón en general es un proceso largo, pero que se puede lograr. Si ya tomaste la decisión y necesitas ayuda, acércate con nosotros y conoce todo lo que nuestros terapeutas pueden aportarte y apoyarte en tu camino.
Oompa Loompa que gusta de contar historias. Mexicanísima. Siempre aprendiz. Bicicletera.